Mitología y poesía

Netzahualcóyotl Soria Fuentes

Durante el Renacimiento, la mitología grecolatina era parte de la cultura general. Aunque la mayoría de la gente era analfabeta, todo el mundo leía. Como nos informa Cervantes en el Quijote en España bastaba con que una persona supiera leer para que la gente se juntara a escucharla leer novelas de caballería o pastoriles, entre otros géneros. Además, el teatro era sumamente popular, y en los versos de Lope, de Tirso y de nuestro Juan Ruiz de Alarcón, el público escuchaba miles de referencias mitológicas.

La siguiente selección es una muy breve muestra de poemas del Siglo de Oro (el renacimiento español) que aluden a la mitología grecolatina. Recomiendo leer primero el mito, y después un poema. Recomiendo más leer dos poemas sobre el mismo mito para contrastar, como el caso del mito de Hero y Leandro, al que Garcilaso da un tratamiento renacentista clásico, mientras que Góngora lo toma con total irreverencia. Después, pido a los alumnos que escriban su propia versión.

Garcilaso de la Vega

Hermosas ninfas, que, en el río metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas;

agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:

dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.

Soneto XI (Ninfas)

A Dafne ya los brazos le crecían, 
y en luengos ramos vueltos se mostraban; 
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían, 
los tiernos miembros, que aun bullendo estaban; 
los blancos pies en tierra se hincaban, 
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño, 
a fuerza de llorar, crecer hacía
el árbol que con lagrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño!
¡Que con lloralla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

Soneto XIII (Dafne y Apolo)
Bouguereau, Adolphe. (1873). Nymphs and Satyr [Pintura]. Massachusetts, Sterling & Francine Clark Art Institute
Ode ad florem Gnidi (Anajárete)
Bernini, Gian Lorenzo. (ca. 1623). Apolo y Dafne [Escultura]. Roma, Galería Borghese

Diego Hurtado de Mendoza

“Señora, la del arco y las saetas…”
(Artemisa)

Luis de Góngora

“Ándeme yo caliente y ríase la gente”
(Leandro y Hero, Píramo y Tisbe)
“Fábula de Polifemo y Galatea”
(Polifemo, Galatea, Acis)

Francisco de Quevedo

“Amor constante más allá de la muerte”
(Río Leteo, Amor)
“A Apolo siguiendo a Dafne”
(Apolo, Dafne, Marte, Júpiter)

Juan de Tassis, conde de Villamediana

De cera son las alas cuyo vuelo
gobierna incautamente el albedrío,
y llevadas del propio desvarío
con vana presunción suben al cielo.

No tiene ya el castigo, ni el recelo
fuera eficaz, ni sé de qué me fío,
si prometido tiene el hado mío
hombre a la mar como escarmiento al suelo.

Mas si a la pena, amor, el gusto igualas,
con aquel nunca visto atrevimiento
que basta a acreditar lo más perdido,

derrita el sol las atrevidas alas,
que no podrá quitar el pensamiento
la gloria, con caer, de haber subido.

“De cera son las alas, cuyo vuelo…”
(Ícaro)

Esteban Manuel de Villegas

Dulce vecino de la verde selva, 
huésped eterno del abril florido, 
vital aliento de la madre Venus, 
                    céfiro blando. 

Si de mis ansias de amor supiste, 
tú que las quejas de mi voz llevaste, 
oye, no temas, y a mi ninfa dile, 
                    dile que muero. 

Filis un tiempo mi dolor sabía, 
Filis un tiempo mi dolor lloraba, 
quísome un tiempo, mas agora temo, 
                    temo sus iras. 

Así lo dioses con amor paterno, 
así los cielos con amor benigno, 
nieguen al tiempo que feliz volares 
                    nieve a la tierra. 

Jamás el peso de la nube parda, 
cuando amenace la elevada cumbre, 
toque tus hombros, ni su mal granizo 
                    hiera tus alas.

“Sáficos” (Venus, Ninfas)

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