Edipo, el de los pies hinchados

Edipo es descendiente de Cadmo, el fundador de Troya. Cadmo era uno de los hermanos de Europa; después de su rapto, su padre los envió a buscarla y les prohibió regresar sin ella. Así, ellos y su madre, que insistió en acompañarlos, salieron en busca de la muchacha, pero, luego de que su madre muriera, un oráculo le ordenó a Cadmo que dejara de buscar a Europa y que fundara una ciudad, para lo cual debía seguir a una vaca y, ahí donde cayera, agotada, sería el sitio elegido. La vaca en cuestión pertenecía a los rebaños de Pelagonte, Cadmo la encontró a su paso por la Fócide y la siguió hasta Beocia.

Una vez que la vaca cayó rendida, Cadmo quiso sacrificarla a Atenea, así que mandó a sus compañeros a traer agua de la fuente de Ares, pero ahí había un dragón que mató a la mayoría de ellos; entonces Cadmo lo mató y Atenea le aconsejó sembrar sus dientes, de los cuales brotaron unos temibles hombres armados, los Spartoi (hombres sembrados). Por la muerte del dragón, Cadmo tuvo que servir como esclavo a Ares por ocho años, pero, una vez que cumplió su sentencia, Cadmo fundó Tebas y Zeus le dio por esposa a Harmonía, hija de Ares y Afrodita.

A su boda asistieron todos los dioses con espléndidos regalos, entre ellos un vestido que había sido tejido por las Gracias y un collar de oro hecho por Hefesto. Cadmo y Harmonía tuvieron varios hijos, entre ellos Polidoro, el bisabuelo de Edipo. Polidoro y Nicteis, descendiente de uno de los spartoi, fueron padres de Lábdaco, padre de Layo.

Por su parte, la madre de Edipo, conocida como Epicaste o Yocasta (en otras versiones menos comunes su nombre es Eurigania o Eurianasa, o bien Astimedusa), era descendiente de Penteo, otro de los hijos de Polidoro.

Layo se convirtió en el rey de Tebas y , al consultar al oráculo de Delfos, fue advertido de que, si engendraba un hijo, éste lo mataría y se casaría con su propia madre. Sobre el momento en que ocurrió esto las tradiciones varían, según algunas versiones fue antes de concebir a Edipo, según otras fue cuando el niño nació.

Para evitar que el oráculo se cumpliera, Layo expuso a su hijo recién nacido, pero antes le perforó los tobillos para atarlos, esto ocasionó que sus pies se hincharan y por eso fue bautizado con el nombre de Edipo («pie hinchado»). Hay tres versiones acerca del abandono del bebé. En la primera versión, se cuenta que lo metieron en una canasta y, en Sición o en Corinto, lo arrojaron al mar, pero la reina Peribea lo encontró y lo crió como su propio hijo. En la segunda, lo dejaron en algún lugar del monte Citerón dentro de una vasija; era invierno y habría muerto si no fuera porque unos pastores de Corinto lo encontraron y, como sabían que su rey deseaba un hijo pero no había podido tener uno, le llevaron a Edipo. Sófocles, por su parte, cuenta que Layo encargó a un criado exponer al niño, pero, en vez de abandonarlo fue él mismo quien lo entregó a los pastores extranjeros.

(Gutiérrez Velázquez, P.; y Sánchez Hernández, Y. S.; 2020, CCH Naucalpan)

Edipo creció creyendo que Pólibo y Peribea eran sus verdaderos padres, vivió una vida feliz y tranquila, pero cuando dejó atrás la niñez dejó el reino según algunos, por que salió en busca de unos caballos robados y fue entonces cuando se encontró con Layo; según otros, porque durante una pelea un corintio le reveló que los reyes no eran sus padres, así que Edipo fue Delfos a consultar al oráculo para saber la verdad, después de preguntarle directamente a Pólibo y que éste se negara a contestarle.

Después de que el oráculo le hiciera la misma terrible predicción recibida por Layo años antes, Edipo decidió no volver a Corinto sin saber que sólo estaba corriendo hacia su destino. Así, el padre e hijo se encontraron frente a frente en un cruce de caminos.

Como punto del encuentro se mencionan tres posibilidades: Lafistión, en el camino de Orcómeno, de acuerdo con la versión que afirmaba que Edipo había salido en busca de unos caballos robados; la encrucijada de Potnias o bien en Fócide, en la llamada «encrucijada de Megas», que en un punto se vuelve muy estrecha. Esto explicaría por qué necesariamente uno de los dos tendría que haber cedido el paso al otro. Al parecer, fue Polifontes o Polipetes, el heraldo de Layo quien comenzó la discusión, pues ordenó a Edipo que se hiciera a un lado de manera poco amable, y como el joven no obedeció, mató a uno de sus caballos; a partir de aquí, la violencia fue escalando a tal grado que Edipo terminó matando tanto al heraldo como a Layo.

Edipo siguió su camino y llegó a Tebas, ahí halló a la ciudad sometida a la Esfinge que ya había causado mucho daño. La única forma de librarse del monstruo era resolver los enigmas que planteaba, pero nadie había sido capaz de hacerlo… hasta que llegó Edipo.

(Hernández, H. R.; Juárez Matamoros, A. C.; 2020, CCH Naucalpan)

Esto por supuesto hizo que los tebanos se sintieran profundamente agradecidos con él y, como su rey acababa de morir, le ofrecieron ocupar su lugar y casarse con Yocasta, su viuda. Cuando Edipo acepta, irremediablemente la profecía se cumple por completo.

Según algunas versiones, Yocasta descubrió la identidad de Edipo cuando vio las cicatrices en sus tobillos, pero ya era demasiado tarde; sin embargo, Sófocles ofrece la versión más conocida. Ya como rey, Edipo tuvo que enfrentar una peste que asolaba la ciudad, así que envió a Creonte a consultar el oráculo de Delfos cuya respuesta fue que la peste no cesaría mientras no se vengara la muerte de Layo. Así que Edipo aseguró a todos que no descansaría hasta encontrarlo y hacerle pagar.

Entonces mandó llamar al adivino Tiresias y le ordenó ayudarlo por medio de su arte; no obstante Tiresias, aunque sabía todo, evadió dar una respuesta pues sabía cuáles serían las consecuencias. Esto provocó que Edipo sospechara de él y de Creonte.

Yocasta, para tratar de salvar la situación afirmó que Tiresias no era tan buen adivino, pues, si lo fuera, habría acertado acerca de la muerte de Layo, pues años atrás había vaticinado que moriría a manos de su propio hijo y, en cambio había muerto en cruce de caminos, a manos de un extraño. Era la primera vez que Edipo escuchaba algo del lugar donde había muerto el antiguo rey, pero de inmediato recordó el altercado que tuvo antes de llegar a Tebas, entonces quiso saber más detalles sobre la muerte de Layo y mandó a traer a los testigos, si es que los había. Y sí los había, precisamente el criado al que Layo encargó exponer a su hijo. De acuerdo con Sófocles, llegó un mensajero de Corinto a comunicarle la muerte de Pólibo y a pedirle que volviera a su ciudad para tomar el lugar de rey; por un momento, Edipo se siente tranquilo, pues su padre había muerto de causas naturales; sin embargo, aún debe evitar cometer incesto con su madre, así que le cuenta sus temores al mensajero, quien le dice que por eso no debe preocuparse, ya que Peribea y Pólibo no eran sus verdaderos padres, pues él había sido un niño expósito y, como no habían podido tener hijos, lo adoptaron. Cuenta cómo él y otros corintos recibieron al niño y, al escucharlo, Yocasta empieza a darse cuenta de la verdad, pero no le queda la menor duda cuando llega el testigo de la muerte de Layo y reconoce al mensajero. Así, ya sin ninguna duda, Yocasta corre al interior del palacio y se suicida, mientras que Edipo toma su prendedor y lo entierra en sus ojos.

En la versión de Eurípides, hoy perdida, Creonte conspira para derrocar a Edipo y, al aclararse la muerte de Layo, manda que lo dejen ciego. Peribea llega después para avisar a su hijo de la muerte de Pólibo; Yocasta es quien la recibe y durante su plática, Peribea le cuenta cómo fue que Edipo llegó con ellos, entonces Yocasta se da cuenta de que la profecía se ha cumplido y decide suicidarse. En ambas versiones, después de quedar ciego, Edipo va al destierro acompañado por su hija Antígona, hasta que llega al Ática, donde es acogido por Teseo, y muere en la ciudad de Colono.

En una tercera versión también perdida, Edipo siguió gobernando hasta que murió durante una guerra contra Ergino.

Mientras tanto, en Tebas, los hijos de Edipo, quienes lo dejaron a su suerte y fueron malditos por él a causa de eso, pelearon entre sí por el poder, de manera que la desgracia persiguió a la familia hasta el final, pues, aún después de muertos, el conflicto persiguió a sus hermanas, Antígona e Ismene.

(Pérez Ángeles, E.; Pineda González, A. D.; Zarza Estrada, F. N.; 2020, CCH Naucalpan)

EDIPO EN LA LITERATURA

EDIPO EN ESCENA

EDIPO EN EL CINE

EDIPO EN LA PINTURA

1. EDIPO ASCENSO

  1. Chaudet, Antoine- Denis. (ca. 1810). El niño Edipo resucitado por el pastor Forbas [Escultura]. París, Museo de Louvre
  2. Fabré, François-Xavier. (ca. 1807). Edipo y la Esfinge [Pintura]. Nueva York, Dahesh Museum of Art.
  3. Ingres, Jean-Auguste-Dominique. (1808). Edipo y la Esfinge [Pintura].  París, Museo de Louvre.
  4. Ingres, Jean-Auguste-Dominique. (1864). Edipo y la Esfinge [Pintura]. Baltimore, Museo de Arte Walters.
  5. Moreau, Gustave. (1864). Edipo y la Esfinge [Pintura]. Nueva York, Museo Metropolitano.
  6. Redon, Odilon. (1869). El Caballero Místico (Edipo y la esfinge) [Pintura]. Bordeaux, Francia, Museo de Bellas Artes
  7. Ehrmann, François Emile. (1903). Edipo e la Sfige [Pintura]. Strasbourg, Museo d Arte Moderno y Contemporáneo

2. EDIPO CAÍDA

  1. Gagneraux, Bénigne. (1784). El ciego Edipo encomendando sus hijos a los dioses [Pintura]. Estocolmo, Museo Nacional.
  2. Fulchran, Jean Harriet. (1798). Oedipus at Colonus [Pintura]. Cleveland, Cleveland Museum of Art.
  3. Krafft, Johann Peter. (1809). Oedipus and Antigone [Pintura]. París, Museo de Louvre
  4. Kokular Aleksander. (ca. 1826). Edipo y Antígona [Pintura]. Varsovia, Museo Nacional
  5. Brodowski, Antoni. (1828). Edipo y Antígona [Pintura]. Varsovia, Museo Nacional
  6. Wickenberg, Gabriel.(1833). Oedipus and Antigone [Pintura]. Colección privada
  7. Jalabeat, Charles Francois. (1849). Antigone Leads Oedipus Out of Thebes [Pintura]. Marsella, Musée des Beaux Arts
  8. Hugues, Jean-Baptiste. (1882). Edipo en Colono [Escultura]. Francia, Museo de Grenoble

Referencias

  • HOMERO, Odisea, XI, 271 ss.; Iliada, XXIII, 676 ss.
  • HERÓDOTO, Historias, V, 59;
  • PÍNDARO, Olímpicas, II, 42 ss.
  • PAUSANIAS, Descripción de Grecia, I, 28, 7; 30, 4; II, 20, 5; 36, 8; IV, 3, 4; 8, 8; V, 19, 6; IV, 2, 4; 5, 10 ss.; 9, 5; 18, 3 ss.; 25, 2; 26, 2; 4; X, 5, 3 ss.; 17,4
  • ESQUILO, Siete contra Tebas, 745 ss.
  • SÓFOCLES, Edipo Rey; Edipo en Colono
  • EURÍPIDES, Fenicias, 7 ss.; 940 ss.
  • HIGINIO, Fábulas, 66; 67
  • ESTRABÓN, Geografía, VIII, 380APOLODORO, Biblioteca, III, 5, 7