Hestia, la diosa del hogar

Después de que Crono destronara a su padre Urano, éste y Gea le profetizaron que uno de sus hijos haría lo mismo con él, pero Crono decidió evitar a toda costa que esto se cumpliera y comenzó a devorar a sus hijos en cuanto Rea los daba a luz. Hestia fue su hija primogénita, la primera en ser devorada por su padre y la última a la que expulsó luego de tomar el vomitivo que Zeus le dio con engaños.

Una vez que los Olímpicos se repartieron el mundo, Hestia permaneció en el Olimpo, a diferencia de los demás dioses, que salían a visitar la tierra y se relacionaban con los hombres.  Así, la diosa representó el centro religioso de la mansión divina; ahí su fuego arde perennemente y simboliza su protección, no sólo al hogar sino, por extensión, también a los pueblos y a las ciudades. Zeus le concedió el honor de recibir culto en todas las casas de los mortales y tener un altar en todos los templos, asimismo, los banquetes iniciaban con libaciones en su honor.

Al final de la Titanomaquia, Apolo y Posidón la pretendieron, pero Zeus le permitió mantener su virginidad. Ovidio, en sus Fastos, narra que, en una fiesta organizada por Rea, Priapo intentó violar a la diosa, quien se encontraba dormida; sin embargo, un burro comenzó a rebuznar y despertó a la diosa, salvándola del apetito sexual del dios. Por ello el asno se convirtió en su animal sagrado.

Se le solía representar con un velo que a veces cubría su rostro. En Roma se le identificó con Vesta y sus sacerdotisas, las Vestales, tenían un lugar preponderante, ya que estaban encargadas de cuidar del fuego sagrado y evitar que se extinguiese, pues esto se consideraba un terrible presagio para la ciudad; además, igual que la diosa, las sacerdotisas debían cumplir un voto de castidad. La violación a estas reglas, en especial el rompimiento de su voto, podía traer como consecuencia una terrible muerte: se les enterraba vivas.

Sin embargo, las Vestales eran las únicas mujeres que podían disponer de sus bienes, tenían una escolta permanente, tenían asientos públicos en los espectáculos, podían participar en ceremonias oficiales  y su palabra tenía peso en los juicios.

HESTIA EN LA LITERATURA

HESTIA EN ESCENA

HESTIA EN EL CINE

HESTIA EN LA PINTURA

  1. Ferri, Ciro. (s. XVII). The Vestal Virgins tend the sacred fire of Vesta, on whose protection Rome depends  [Pintura]. Roma, Galleria Spada.
  2. Ricci, Sebastiano. (1723). Sacrificio a la diosa Vesta [Pintura]. Dresde, Gemäldegalerie Alte Meister.
  3. Raoux, Jean. (1727). Vierges antiques [Pintura]. Lille, Palacio de Bellas Artes.
  4. Paret, Luis. (ca. 1768). Vesta o Artemisa [Pintura]. Madrid, Biblioteca Nacional de España.
  5. Goya, Francisco de. (1771) Sacrificio a Vesta  [Pintura]. Colección Privada.
  6. Kauffman, Angelika (ca. 1781). Portrait of a Lady as a Vestal Virgin [Pintura]. Dresde, Gemäldegalerie Alte Meister.
  7. Sablet, Jean François. (1781). Vestal Virgin Before a Burning Altar [Pintura]. Colección privada.
  8. David, Jacques-Louis. (ca. 1783). A Vestal Virgin Crowned With Flowers [Pintura]. Colección privada.
  9. Vincent, François-André. (1789). Apollo and Vesta [Pintura]. Colección privada.
  10. Corcos, Vittorio. (1900). La vesta [Pintura]. Bolonia, Palazzo Pallavicini.
  11. Zahnd, Johann. (ca.1900). Tempel der Vesta in Rom  [Pintura]. New Jersey, Art Renewal Center Museum.
  12. Hölscher, Constantin. (1902). Im Tempel der Vesta [Pintura]. Colección privada.
  13. Lefebvre, Jules Joseph. (1902). Vestal dormida [Pintura]. Amiens, Museo de Bellas Artes de Amiens.
  14. Deckler, Carl Friedrich. (ca. 1918). Vestal con guirnalda de vid [Pintura]. s. l.
  15. Leroux, L. Héctor. (s. XIX). Keeper of the Flame [Pintura]. Colección privada
  16. Leroux, L. Héctor. (s. XIX). The School of the Vestal Virgins [Pintura]. s. l.

Fuentes