En nuestros días y sin importar la cultura a la que pertenecemos, el interés por el mito ha aumentado vertiginosamente, a tal grado, que a través de estos textos nos reconocemos como seres humanos, como sociedades y como entes generadores de tradición, conocimiento y experiencia.

No debería sorprender esta constante afición, en la que los mitos clásicos vuelven a cobrar vida en diferentes soportes culturales: la literatura, la música, el cine, las artes pláticas, la novela gráfica, etc., si tenemos en cuenta que el ser humano se expresa, al mismo tiempo y de forma inseparable, a través del mito y de los símbolos que emergen de él; de la imagen y del concepto, de procesos imaginativos y de procesos abstractivos. No existe una desavenencia entre las concepciones significativas de las antiguas mitologías y el orden contemporáneo de las narraciones culturales emanadas de la literatura, las bellas artes, las ideologías e historias. En efecto, se puede demostrar la existencia de mitos en todos los tiempos y en todas las sociedades humanas, desde las menos progresivas hasta las que han acogido el desarrollo científico-tecnológico más sofisticado.

Los mitos no son simplemente palabras procedentes de la lengua griega (o de otras culturas clásicas), que han servido, desde la antigüedad hasta nuestros días, para concretar y expresar posiciones teóricas y prácticas relacionadas a los entresijos de la existencia humana. El mito es la palabra o el discurso que comunican validez y significación de nuestra existencia, principalmente de la sagrada, de la sublime.

Por ello, el proyecto «Atlas Mitológico. La huella de los dioses en la Tierra» busca configurar al mito en el aquí y ahora, en una línea conceptual y axiológica precisa, desde su base operativa, porque siempre y en todo lugar, ha sido una forma excelente de representar la realidad.

Así, nos aproximamos a las sucesivas interpretaciones, que se han hecho del mito desde la antigüedad griega hasta nuestros días, con el fin de captar su profunda significación para la existencia humana, en el seno de un notable abanico de variaciones expresivas. Porque, para los integrantes de este proyecto, siempre deberíamos tener presente las palabras de Roger Caillois: “no parece que la capacidad de crear o de vivir los mitos haya sido remplazada por la de interpretarlos” y nosotros agregaríamos, por la de reinterpretarlos.

La complementariedad entre el discurso mítico y el discurso que lo reinterpreta y revalora, posiblemente, sea la única manera disponible para que nuestro joven alumnado, y en general el ser humano, pueda enrolarse de modo exhaustivo, a las variaciones creativas y a los modos polifacéticos del mito.

Hemos incluido, además una versión del Atlas mitológico descargable con los mapas y códigos que remiten a la página correspondiente a cada uno de los dioses y héroes.