Hermes, el acompañante de las almas

Hermes es el dios del comercio y del robo. Protegía a los viajeros, por lo que en los caminos se levantaban pilares con su busto y un gran miembro viril, las llamadas “hermas”, en las que los caminantes le rendían culto; también protegía a los pastores, pues él mismo fue pastor. Es el mensajero de los dioses. Asimismo, estaba encargado de acompañar a las almas de los difuntos  al Inframundo, por lo que se le llamaba Psicopompo.

Llevaba puestas unas sandalias aladas, y un sombrero de ancha ala, conocido como  pétaso, que también tenía alas; además, empuñaba un caduceo, que simbolizaba su función de heraldo de los dioses y que había obtenido de Apolo.

Hermes es hijo de Zeus y Maya, una de las ninfas del monte Cilene y la más joven de las Pléyades; éstas eran siete hijas del gigante Atlas y de Pléyone (una de ellas, Mérope, fue las esposa de Sísifo). Un día, mientras estaban en Beocia con su madre, Orión, un terrible cazador las vio y se encaprichó con ellas, las persiguió durante cinco años, hasta que se transformaron en palomas, pero luego Zeus se apiadó y las convirtió en estrellas. Sin embargo hay otras dos versiones sobre su transformación, la primera es que fue causada por la tristeza de que su padre Atlas fuera condenado por Zeus a sostener el cielo sobre sus hombros; la segunda dice que, tanto ellas como sus cinco hermanas las Híades, se convirtieron en estrellas después de la muerte de su hermano Hiante, a causa de la mordida de una serpiente.

Maya dió a luz a Hermes en una caverna del Cilene y, como se acostumbraba, lo envolvió en bandas y lo puso en un harnero que hacía las veces de cuna; sin embargo, en cuanto su madre se descuidó, Hermes se desenvolvió y salió de la cueva para dar un paseo que llegó hasta Tesalia, donde su hermano Apolo era pastor de los rebaños de Admeto.

Apolo, en ese entonces, estaba enamorado de Himeneo, el hijo de Magnes, y por eso descuidaba su trabajo como pastor, cosa que Hermes aprovechó para robar una parte de su ganado: doce vacas, cien terneras aún no atadas al yugo y un toro. Se dice que ató una rama a la cola de cada uno de los animales o, según otras versiones, que los calzó con zuecos, y los llevó a través de toda Grecia, hasta una caverna de Pilos. Ahí, Hermes sacrificó dos de los animales y los dividió en doce partes, una para cada uno de los dioses. Luego, ocultó el resto del rebaño, pero Bato, un anciano que estaba en el camino, fue testigo de esto y Hermes intentó sobornarlo.

Finalmente, el recién nacido regresó con su madre a la gruta del Cilene. En la entrada de la cueva, encontró una tortuga y tuvo la idea de quitarle el caparazón, luego tensó sobre él unas cuerdas hechas con los intestinos de los bueyes que había sacrificado; de esta manera, creó la primera lira.

Por su parte, en cuanto se dio cuenta del robo, Apolo comenzó a buscar sus animales por todas partes, hasta que llegó a Pilos y Bato le dijo dónde se encontraban, aunque, según otras versiones, Apolo lo averiguó gracias a su arte adivinatorio. Así pues, fue al monte Cileno, y se quejó con Maya de su hijo; pero ella defendió al niño, a quien le mostró envuelto en sus pañales, y le aseguró que no había manera de que hubiera hecho eso. Ante esa respuesta, Apolo pidió la intervención de Zeus, quien por supuesto sabía la verdad y ordenó a Hermes devolver los animales robados; sin embargo, cuando Apolo vio y escuchó la lira creada por su hermano, le propuso intercambiar su ganado por el instrumento y él aceptó.

Tiempo después, Hermes inventó la flauta, que también le gustó a Apolo, así que, de nuevo, le ofreció un intercambio: su cayado de oro a cambio de la flauta. Hermes aceptó. Este cayado o caduceo se caracterizaba por tener dos serpientes enroscadas en la vara contrapuestas entre sí y pasó a ser uno de los atributos del dios. Según la cultura oriental, el caduceo simboliza la primacía de la inteligencia sobre la materia y, las dos serpientes entrelazadas, el equilibrio entre el bien y el mal.

Además del caduceo, Hermes le pidió a Apolo que le enseñara el arte adivinatoria. Zeus, orgulloso de la habilidad y astucia de su hijo, lo nombró su mensajero y lo consagró especialmente a su servicio personal y al de los dioses infernales, Hades y Perséfone. Zeus aprovechó esta función muchas veces para convertirlo en su cómplice al proteger a sus otros hijos o a sus amantes.

Un ejemplo de esto es la muerte de Argo. Según algunos, éste tenía ojos en la nuca, según otros, tenía infinidad de ojos; además era muy fuerte así que dio muerte a algunos monstruos que asolaron Arcadia: un toro cuya piel utilizó para vestirse, un sátiro que robaba los ganados, y a Equidna. Hera le encargó vigilar a Ío, una joven que había sido seducida por Zeus a través de sus sueños y a la que el dios transformó en vaca cuando su esposa comenzó a sospechar; Zeus le juró que nunca había amado a la ternera y Hera le exigió que se la regalara y se la dio a Argos, quien la ató a un olivo en un bosque de Micenas; mientras la mitad de sus ojos dormía, la otra mitad estaba despierta, de manera que jamás la dejaba sin vigilancia. Zeus la visitaba a veces en forma de toro, hasta que, compadecido de ella,  encargó a Hermes que la liberara. Así, éste fue hasta donde estaba Argo y se dice que tocó la flauta para él hasta que consiguió que todos sus ojos durmieran, entonces lo mató. Hera, en su honor, puso sus ojos en la cola del pavo real. También se encargó de proteger a Heracles en el Inframundo y de conseguirle un comprador cuando fue condenado a servir como esclavo para purificarse por la muerte de Ífite; y trasladó a Dioniso de un refugio en el monte Nisa a la casa de Atamante, para protegerlo de Hera.

Entre sus aventuras amorosas, destaca Afrodita, con quien tuvo a Hermafrodito, aunque se le atribuía la paternidad de varios hijos: Autólico, abuelo de Odiseo, que heredó su habilidad de robar sutilmente; Éurito, uno de los Argonautas; Abdero, amante de Heracles, que dio nombre a la ciudad de Abdera y fue devorado por las yeguas de Diomedes, y Céfalo, a quien había tenido con Herse en Atenas.

Sie kämen doch, nur wärens zwei
die furchtbar leise gingen. Dürfte er
sich einmal wenden (wäre das Zurückschaunv
nicht die Zersetzung dieses ganzen Werkes, 
das erst vollbracht wird), müßte er sie sehen, 
die beiden Leisen, die ihm schweigend nachgehn: 

Den Gott des Ganges und der weiten Botschaft,
die Reisehaube über hellen Augen,
den schlanken Stab hertragend vor dem Leibe
und flügelschlagend an den Fußgelenken;
und seiner linken Hand gegeben: sie.

Rilke, Reiner Maria. (1907). Orpheus. Eurydike. Hermes en Neue Gedichte

Yo solo, aunque la noche con su manto
esparza sueño y cuanto vive aduerma, 
tengo mis ojos de descanso faltos. 
Argos los vuelve la ocasión y el llanto, 
sin vara de Mercurio que los duerma: 
que los ojos del alma están muy altos.

Vega Lope de. (s. XVII). «El pastor que en el monte anduvo al hielo«
Estatua de Hermes en la torre de Altes kanzlei, antiguo edificio de la Cancillería en Stuttgart, Alemania.

HERMES EN LA LITERATURA

HERMES EN ESCENA

HERMES EN EL CINE

HERMES EN LA PINTURA

1. HERMES

  1. Facchetti, Pietro (copia de Rafael). (s. XVI). Mercurio con los signos de Géminis y Virgo [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  2. Tempesta, Antonio. (1606). Mercury Falling in love with Herse (Mercurius Herses amore accenditur) [Grabado]. Nueva York, Metropolitan Museum of Art
  3. Goltzius, Hendrik. (1611). Mercurio [Pintura]. Holanda Mauritshuis
  4. Rubens, Peter Paul (taller de). (ca. 1637). Mercurio [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  5. Rubens, Pedro Pablo. (ca. 1637). Mercurio y Argos [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  6. Velázquez, Diego. (ca. 1659). Mercurio y Argos [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  7. Boucher, François. (1738). Mercury Giving Lessons to Cupid [Pintura]. s. l
  8. Tiepolo, Giambattista. (ca. 1762). El Olimpo o Triunfo de Venus [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  9. Anónimo. (s. XVIII). Hermes [Pintura]. s. l
  10. Hirémy-Hirschl, Adolf. (1898). Las almas del Aqueronte [Pintura]. Viena, Österreichische Galerie Belvedere

2. HERMES Y HERSE

  1. Caraglio, Gian Giacomo. (1527). Mercury and Herse [Grabado]. s. l.
  2. Goltzius, Henrik. (1590). Mercury Entering Herse’s Room [Grabado]. Washington DC, National Gallery of Art
  3. Goltizus, Hendrik. (1590). Mercury Falling in Love with Herse [Grabado]. Washington DC, National Gallery of Art
  4. Veronese, Paolo. (s. XVI). Hermes, Herse and Aglauros [Pintura]. Cambridge, Fitzwilliam Museum
  5. Bril, Paul. (ca 1605). Mercury and Herse [Pintura]. Bakewell, Inglaterra, Chatsworth House
  6. Poelenburch, Cornelis van. (1620). Mercury and Herse [Pintura]. Holanda, Mauritshuis
  7. Moyaert, Nicolaes. (1624). Mercury and Herse [Pintura]. Holanda, Mauritshuis
  8. Poussin, Nicolas. (ca. 1625). Mercure, Hersé et Aglaure [Pintura]. París, Escuela Nacional Superior de Bellas Artes
  9. Balen, Hendrick van. (ca. 1631). Herse and her Sister with Mercury [Pintura]. Londres, Sphinx Fine Art
  10. Rubens, Peter Paul. (ca. 1633). Mercury and Sleeping Herdsman [Pintura]. Boston, Museo de Bellas Artes
  11. Wildens, Jan; Francken, Frans II. (ca. 1635). Landscape with Mercury and Herse [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  12. Blanchet, Thomas (ca. 1650). Mercury and Herse [Pintura]. Oregon, Portland Art Museum
  13. Boeckhorst, Jan. (ca. 1653). Mercury beholds Herse [Pintura]. Viena, Kunsthistorisches Museum
  14. Boekhorst, Jan. (ca. 1655). Merkur in Herse verliebt [Pintura]. Munich, Bavarian State Painting Collections
  15. Thijs, Pieter. (1661). Aglaurus and Herse [Pintura]. s. l
  16. Bril, Paul.(1674). Mercury and the Daughters of Cecrops (Aglauros, Herse and Pandrosus Going to the Temple of Minerva) [Pintura]. Reino Unido, National Trust
  17. Quellinus, Jan Erasmus. (1696). Hermes falls in love with Herse [Pintura]. Bélgica, Museo Real de Bellas Artes
  18. Martínez del Mazo, Juan Bautista. (s. XVII). Paisaje con Mercurio y Herse [Pintura]. Madrid, Museo del Prado
  19. Mirou, Anton. (s. XVII). Landscape with Mercury and Herse, Temple of Erichthonius in the distance [Pintura]. Colección privada
  20. Verkilje, Jan. (s. XVII). Herse Preparing to Receive Mercury [Pintura]. Copenhage,  Statens Museum for Kunst
  21. Wouters, Frans. (s. XVII). Mercury, Herse and Aglauros [Pintura]. Reino Unido, National Trust
  22. Hoet, Gerard. (ca. 1710). Mercury and Herse [Pintura]. California, Norton Simon Museum
  23. Pierre, Jean-Baptiste Marie. (1763). Mercury, Herse and Aglauros [Pintura]. París, Museo de Louvre
  24. Lagrenée, Louis-Jean-François. (1767). Mercury, Herse and Aglaurus [Pintura]. Estocolmo, National Museum
  25. Glauber, Johannes.(s. XVIII). A Classical Landscape with Mercury Spying Herse and Aglauros [Pintura]. Reino Unido. National Trust
  26. Opstal Caspar, Jacob van (II). (s.XVIII). Mercury and Herse [Pintura]. París, Museo de Louvre

Fuentes